Imprescindible en cualquier celebración que se precie, la popular y popularizada substancia no puede faltar en éstas jornadas de exaltación del colocón, el puestón y el desfase por excelencia. Responsable en los últimos meses de la ruina prematura de multitud de mutil-zaharras (nada que ver la eusquérica expresión con connotaciones relacionadas con presuntos miembros de la peña así llamada), el colombiano alcaloide obtenido de la planta de la coca (o del camello más cercano, de confianza o no –en casos de verdadera necesidad-) ha visto en los últimos tiempos espectacularmente incrementado su consumo, y no ya en días festivos y por gentes de mal vivir, sino en los, para los trabajadores que quedan, laborales… y por parte de un público de todo tipo: especialmente por el sector de mozos viejos afectados por ERE´s, quienes, tras verse despedidos y en la calle sin nada que hacer ni que saber hacer… pero, golosamente indemnizados, con bien de pasta en los bolsillos, se han entregado en masa a sus placeres. A meterse hasta las rayas de la carretera en cualquier cata o degustación de tan apreciado producto, cada vez más protagonista de más y más “momentitos” sanfermineros, como los referenciales “encierros” en todo tipo de baños y urinarios; sí, hasta el punto de haberse convertido la blanquecina substancia en el postre por excelencia para muchos, hayan comido o no: ¿su nombre? “Tiro” al plato; volviendo a los inminentes Sanfermines, ¿cómo creéis, sino, que el gentío es capaz de aguantar desde el día 6 al punto de la mañana hasta el punto de la mañana del 7, a base de huevos con jamón, caldico, chocolate (de beber) y churros de la Mañueta solamente? ¡Qué desmadre! ¡Bendita inocencia de las madres! ¿Cómo? A base de gramos y grumos de tan popular drogaína…
Por San Fermín / en Pamplona se “pasa” muy bien… - tal y como dice la conocida canción; pero se “pasa” muy bien, ¿lo qué? ¿Qué quiso decir su autor con tan visionaria letra? ¿Cocaína, tal vez?
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