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2.9.10

29 DE SEPTIEMBRE, 'HUELGA GENERAL': QUÉ HACER, DÓNDE IR (ACTUALIZADO!!)




La cosa tiene su gracia: para el próximo 29 de septiembre, los sindicatos garantistas de la paz social españolista UGT y CCOO han tenido el atrevimiento de convocar una presunta jornada de huelga general; ¿el motivo? Posicionarse contra la reforma laboral: uno, más que curtido ante este tipo de (interesadas) convocatorias, ante estas huelgas-fachada, ya no espera mucho de las mismas. Y de sindicatos como los citados, menos. Nada –mejor dicho- sean quienes sean los convocantes, por lo que dicho día, al igual que hiciera en junio -a propósito por la huelga convocada por los sindicatos nacionalistas ELA y LAB, se quedará en casita: más que nada en previsión de males mayores, no vaya a ser que los protectores de la ley le confundan con un huelguista (o lo que es peor, un sindicalista) y le corran o le curren… por la cara y resto del cuerpo. Así pues, eso haremos para evitar confusiones: lo que hagan otros, el resto del público, nos la refanfinfla. Eso haremos nosotros, la redacción de INFORMACIÓN & AGITACIÓN con su cabeza pensante a la cabeza, valga la rebuznancia: que en esta casa, ante decisiones como la presente (secundar o no un presunto paro general), al igual que en UPN ante las elecciones europeas, la votación de los presupuestos en el Congreso o el posicionamiento ante la ley del Aborto (en Masdrid, una postura, y en Navarra, otra), hay libertad de elección.



Bueno, y ante la huelguita organizada de cara a la galería el próximo 29 ¿por qué hemos optado por la abstención? Porque aunque haya motivos, incluso estructurales, más que suficientes para una respuesta semejante, no estamos de acuerdo con las formas. Con los irrisorios planteamientos de estas huelgas. Y es que, en nuestra opinión, casi todas las convocatorias hechas en los últimos veinte años bajo la denominación de ‘huelga general’ han sido paripés. Fraudes de la clase sindical para los obreros de buena voluntad. El timo de la estampita. Meras lavadas de cara de los diferentes sindicatos y/o autodenominados agentes sociales convocantes… de de cara a la galería. Simples excusas para salir en los medios dando la sensación de que hacen algo por el movimiento obrero (si es que el mismo sigue existiendo, cosa que cada vez dudamos más) cuando, en realidad, no hacen nada. ¿Que por qué pensamos así? Por distintas razones: y es que, con la que está cayendo, ¿cómo la autodenominada mayoría sindical se atreve a convocar huelgas aceptando chantajes como los denominados ‘servicios mínimos’? Y es que, los mismos, ¿qué son si no chantajes? En otro orden de cosas, siendo la decisión de ir a la huelga sinónimo de ir a la lucha –en otros tiempos, visto lo visto-, siendo dicha toma de postura una medida frontal, ¿cómo se puede aceptar como acto central de la protesta el desfilar en manifestaciones/procesiones –más bien-, como si se fuese ganado, rodeados, filmados y provocados por los esbirros del Poder? ¿Así nos van a hacer caso? En estas condiciones, ¿son posibles, creíbles dichas protestas, organizadas si no “a la carta” para los amos, sí con su connivencia y parabienes? Los sindicatos actuales y sus dirigentes-gurús, ¿a qué juegan?



Las huelgas, como medida de fuerza y presión que son, como última y extrema medida que deberían ser, además de ‘generales’ deberían ser indefinidas y a sangre y fuego, he aquí lo que pensamos de las mismas. Que habría que salir a jugársela a todo o nada, y que nadie nos llame violentos por lo que acabamos de decir, que más violenta es la situación de los parados y demás parias de la Tierra; así pues a esta conclusión hemos llegado: que convocatorias como la que se avecina no merecen ni nuestra atención ni nuestro respeto. Como mucho, y para criticarlas, parte de nuestro tiempo. Convocatorias con vocación de fracaso (y ojalá que nos equivocásemos) hechas previas sumisiones, pasos por el aro y peticiones de todo tipo de autorizaciones, permisos, bajadas de pantalones y cortesías similares y demás zarandajas. Y antes de proseguir, veamos unos ejemplos que explican a la perfección nuestro cabreo: las 146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil de Nueva York que murieron en 1908 en un incendio provocado por las bombas incendiarías que les lanzaron ante la negativa de abandonar el encierro con el que estaban protestando por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían, ¿Negociaron ‘servicios mínimos’ antes de encerrarse? No, ¿no? ¿Fueron de frente hasta el final? Sí. Y consiguieron su objetivo; quienes por sus convicciones políticas, incluso en nuestros días, terminan en España, en Cuba, en Txina o donde cagó el conde dando con sus huesos en la cárcel, ¿a qué aspiran? ¿A redimir condena fregando galerías? ¿A salir con cuatro concesiones-migajas del talego? ¿A ‘reinsertarse’ claudicando? No; les cueste lo que les cueste, hasta la vida si es preciso, a hacerlo con una victoria. Pues el que va a una huelga general igual, a ello debería aspirar; y si no, quieto en su casa cada cual: “Es que eran otros tiempos” –oímos hablar a propósito del tema-. Pues si los tiempos de ahora son distintos, habrá que buscar otras, distintas maneras de protestar. Dejar cuando menos de mancillar y utilizar en vano la sagrada expresión de “huelga general”.



Bueno, y prosiguiendo con los sindicatos convocantes, por otra parte, ¿qué legitimidad tienen en nuestros días para convocar una jornada así? ¿Qué legitimidad moral para llamar al paro a los obreros cuando, en previsión de males mayores, nos consta que en anteriores convocatorias-simulacro de este tipo muchos de sus afiliados y simpatizantes, funcionarios de la administración -en buena parte de los casos-, llegan a cogerse bajas, día de vacaciones o de asuntos propios ante el temor de ser represaliados? Retrocediendo unos meses, ¿por qué creéis que fue un fracaso la reciente huelga de los funcionarios? Siendo así esto, ¿qué burla es esta para la clase obrera? ¿Para qué convocar huelgas ‘generales’? ¿Para putear a autónomos despistados, cerrar la "Casa del Pueblo", los bares afines, la panadería del barrio tras comprar el pan y, después, ir a la sociedad a almorzar? ¡Que convoquen una jornada de brazos caídos! ¡Si convocatorias como las que se llevan a cabo hoy en día es a eso más a lo que se aproximan! Y sindicalistos como los de la subvencionada CCOO en particular, premiados en 2008 con la tendenciosa y politizada Medalla de Oro de Navarra por los “logros económicos y sociales aportados a la comunidad”; reconocidos por el Sistema junto con los traidores de la UGT y la Confederación de Empresarios de Navarra con tan dorada migaja, ¿qué legitimidad de cualquier tipo para ello? Ninguna.



¿Qué legitimidad, eh? Ninguna ninguna. Bueno, ninguno de ellos ninguna en general. Una pena que tras años y años de reflexiones y pelea estemos acabando así, escribiendo un texto como éste: pero esto nos ha enseñado la dura realidad.

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