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2.9.10

REYES Y PRIVILEGIOS REGIOS: ACERCA DE ENTES SUPERIORES E INTOCABLES, OBISPOS Y OTROS ENGAÑOS




Un rey no es rey por voluntad divina, sino porque sus antepasados se lo montaron divinamente

(El gran Evaristo)

Pero sigo siendo el Rey… Una piedra en el camino, me indicó que mi destino, era rodar y rodar

(Algún director de cine engreído –posiblemente, por lo de “rodar” y “rodar”-; cualquier parecido con algo similar dicho o cantado por cualquier rey sería mera coincidencia)


Caudillo de España por la gracia de Dios: he aquí qué podía leerse en las monedas de curso legal del franquismo, en circulación hasta hace una década larga y una de las máximas pruebas de lo que aquí se va a hablar: ¿de la presunta vinculación entre el encogido dictador ferrolano y la primera persona de la Santísima Trinidad? ¿De la vinculación poco menos que orgánica entre el patriarca ideológico del franquismo y el de la Sagrada Familia? No; partiendo de la presunta elección de Franco, visto bueno de la Divinidad incluido, para dirigir los destinos de España y, tras su deceso, viendo a quién cedió tal honor el de la atiplada voz, de lo siguiente: del rango de intocable de S.M. El Rey Juan Carlos I, su sucesor: Rey de España y de los españoles, además de por la mismísima gracia de Dios (algo que se presupone viendo de donde viene la presente correa de transmisión), por una de las últimas gracietas del al parecer representante suyo en la Tierra, el pertinaz militar golpista y dictador Francisco Franco Bahamonde: así pues, de eso vamos a hablar, de los privilegios regios del actual monarca. Del porqué de que, por definición poco menos, el Rey esté por encima del bien y del mal, esté de por medio quien esté, lo que esté o haga lo que haga, incluso rubricar leyes como la del Aborto, tan demonizadas por los siervos de Dios en la Tierra; de ese Dios por cuya gracia don Juan Carlos calienta Trono, en última instancia. De la infalibilidad, bula o carta blanca de que dispone para obrar como le plazca en cualquier situación, tiempo y lugar.



Nacido como Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, S.M. El Rey, está claro, no es una persona al uso; ojo, que con esto, tampoco queremos decir que el citado, esa persona capaz de repetir la palabra “concordia” más veces que “talante” el Presidente Zapatero, sea persona al abuso, presta o dispuesta a ello. A aprovecharse de su cargo; además, a alguien como él, que nunca mejor dicho, ya vive a cuerpo de rey, ¿qué falta le haría recurrir a ello?
Protagonista en carne mortal de la Tercera Restauración de la Casa de Borbón al frente de España, duodécimo miembro de dicho hierro al mando del timón (nada que ver con "timo grande" dicha voz) desde que la tal divisa debutara en dicha plaza (1700, año en el que tomó la alternativa su antepasado Felipe V), lo cierto es que nuestro hombre, al igual que quienes le precedieron en la historia, es un ser superior, siendo intocable a todos los efectos, no pudiendo ser sometido nunca a acción alguna de ningún tipo de justicia, ni terrenal ni celestial. No pudiendo abrir ningún juez diligencia ni proceso alguno contra él ni aplicarle castigos… aunque fueran meramente testimoniales, como, por ejemplo, dejarle sin comulgar. Así las cosas, vemos que nuestro simpático holgazán puede cometer todo tipo de tropelías sin nada que temer, ni a la ley de Dios, su presunto y último valedor, ni a las de los hombres: abusos ya, terrenales o mundanos de cualquier orden o desorden (económicos, políticos, sentimentales, como quedó suficientemente reflejado en la biografía no autorizada “Un Rey Golpe A Golpe”, de Sverlo Patricia), ya incluso en lo que a desobediencia y violaciones, presunta desobediencia y presuntas violaciones -queremos decir- de presuntos mandatos divinos se refiere, limitándose en estos casos los ministros de la S.M. Iglesia, los únicos que en el presente artículo nos interesan, a reírle las gracias; bueno, o a mirar hacia otro lado, teniendo el citado manga ancha para todo como tiene… Y por el mango la sartén.



Siendo esto así, viviendo en un estado feudal como el español, ¿quién se sorprende de que él, aunque sea quien rubrique la demonizada ley del aborto, en opinión del cabecilla del Cártel de los Obispos sí pueda comulgar? ("la situación del Rey es única", manifestaciones al respecto de Juan Antonio Martínez Camino, secretario general de la Conferencia Episcopal) ¿Por qué negar recepciones de la hostia a representantes del pueblo que, democráticamente elegidos en las urnas, votaron a favor de dicha ley, y no a quien estampando su firma hace posible que se lleve a efecto la misma? Llegado el caso, ¿quién se extrañaría de que, pese a ser el matrimonio católico como es, indisoluble para la plebe, dicha unión sacramental fuera disoluble para él? Bueno, al parecer ya lo va a ser para su hija, Borbón y cuenta nueva, que podríamos decir al respecto. Y es que, llegados a este punto, conviene incidir en otro asunto, no sabemos si grave o gracioso, a estas alturas: en que el Código Penal de 1995, no contento con no restringir las escandalosas desigualdades entre monarca y populacho, para colmo las extendió, amparando ahora no sólo los desmanes o posibles infracciones del Rey, ¡sino las de toda su familia!, algo a lo que, como en el trabajo de documentación previo a la redacción de estas didácticas líneas hemos podido comprobar, no se habían atrevido ni Códigos Penales como los de la monarquía autoritaria del siglo XIX o el de la Dictadura de Primo de Rivera.



Y no digas nada. No te quejes, no te salgas de tiesto (ese José Barroso, con un par!!), esa es otra: ni lo pienses, pues te aplastará la maquinaria del Estado y, cual disidente en grado sumo, darás con tus huesos en presidio, mutando al instante en invisible pa´ los restos: calumniado, ultrajado, apestado y por todos silenciado, así acabarás, siendo realmente intocable la figura regia (reíros de lo del becerro de oro de la Biblia) y más intocables e incuestionables todavía sus formas de proceder, quedando como quedan siempre fuera de toda discusión sus privilegios. Cualquiera que sean los mismos, siendo S.M. El Rey Juan Carlos I continuamente como es centro de todo tipo de adulaciones, genuflexiones, reverencias y demás manifestaciones del concepto peloteo y no atreviéndose nadie a ¿criticar? No, a cuestionar su anquilosado papel (los reyes a los cuentos, los reyes a las cartas) tan siquiera, por estos lares. Claro, a la vista de quién puso al Rey ahí y así lo dispuso, dejando todo atado y bien atado para que así fuera; bueno, o a cómo se alzó su mentor con el poder en 1939, mejor no meneallo, que dirían en Galicia, la tierra del traidor. Eso sí, cosas de Internet, mirad qué vídeos hemos encontrado, bendita red: ¡Por algo están comenzando ya a tratar de relacionar con la Eta hasta a los venezolanos, estando llegando ya el “todo es Eta”, “Todo es Eta” hasta aquellas latitudes! A allá donde hay discrepantes... Venga, al igual que en sus centros de educación y control, que traten de poner puertas al campo...



(ACLARACIÓN POR SI LAS MOSCAS: LO QUE ACABAN USTEDES DE OÍR, DESCUBIERTO EN VEO 7/ EL MUNDO TV (PODÉIS COMPROBARLO VÍA YOUTUBE), LO DICE ALBERTO NOLIA, PERIODISTA VENEZOLANO; CUALQUIER COINCIDENCIA DE SU PENSAMIENTO CON EL DE LA PORTAVOCÍA DE "INFORMACIÓN Y AGITACIÓN" PODRÍA SER MERA COINCIDENCIA. ENLACES HECHOS CON FINES INSTRUCTIVO-DIDÁCTICO-EDUCATIVOS PARTIENDO DE INFORMACIONES EXTRAÍDAS NO DEL DIARIO GARA, SINO DE MEDIOS TAN POCO SOSPECHOSOS DE CONNIVENCIA CON EL DENOMINADO "TERRORISMO" COMO VEO 7 Y LA RAZÓN: POR SI ACASO)

En fin. Y ahora, para rematar a lo Messi, unas últimas reflexiones generales; ¿por qué ese eterno recurso a la divinidad por parte de los poderes terrenales a la hora de tratar de justificar sus actos y decisiones? ¿Por qué aquí y allá, ("Bush es enemigo de Dios", Abdelaziz al Rantisi, de la ganadería de Hamas; "Dios está con nosotros", Bush, tras el 11-S; "no es una guerra la que se está librando, sino una cruzada", Marcelino Olaechea, Obispo de Pamplona cuando la carnicería de 1936), por qué en todo tiempo y lugar ese sistemático recurrir del poderoso al presunto posicionamiento de la divinidad a favor? Hagámonos más preguntas, toda vez que ¿hay realmente diferencias entre los conceptos de Jihad o guerra santa y Cruzada? ¿Cuál era el grito de guerra de éstas, sino "Dieu lo volti" (Dios lo quiere)? Pese a ser humanos nacidos de humanas, pese a ser de carne y hueso, los en las distintas épocas de la historia representantes de los diferentes poderes mundanos, sean del signo que sean, ¿cómo están siempre tan seguros de la voluntad divina? ¿Por qué Dios, omnipresente por naturaleza, más que en todas partes parece estar en todos bandos? ¿Y por qué siempre al servicio de los mismos? Y ellos, los gestores en la Tierra del negocio celestial, de los distintos negocios celestiales –más bien-, esos que desde el Papa, Ayatollah (o como demonios se llame el mandamás) hasta el último cura o imán, esos que, en caso de enfermedad, no dudan en llamar antes a la puerta del médico que a la de la “casa del Padre” –según su palabrería-, ¿no tienen nunca nada que decir ante la predecible voluntad y el igualmente pronosticable posicionamiento de su Jefe? ¿Ante su sumisión al poderoso? En caso contrario, ¿por qué siempre se limitan a plegarse ante el poder terrenal, ver y callar?





Porque ambos poderes, los relacionados con la Tierra y los Reino de los cielos, son lo mismo en realidad, dos caras de una misma moneda aquí y allá, en España o donde sea, poned el país o régimen político-religioso que os plazca; las caras del mismo engaño, el que hace posible que unos y otros representantes de los mismos, designados por presuntos Dioses siempre, controlen al alimón y asusten a los pobres en sus nombres… mientras que ellos, todo un dos en uno, mantienen sus privilegios: iguales o incluso mayores que los privilegios regios los de los presuntos representantes de los diferentes dioses en la Tierra, a la vista del éxito con que han enraizado sus postulados en la gente.

Y así son las cosas, no habiendo más que rascar. Y aquí paz y después… ¿gloria? Ya se verá. Tierra encima que abajo no va a faltar. Y mientras, todos contentos; ¿que el Rey, máxima expresión en España del poder terrenal, firma la ley del aborto, hecho que tras la reveladora actitud de los Obispos motivó la redacción del presente artículo? Pues vale. Normal la reacción de los prelados; olé sus güebos, habida cuenta de que con dinero o más dinero, sigue siendo el Rey, ¿no? Alguien intocable a todas luces, como ellos, y, a igual número de bombillitas –igualmente-, un ¿ser? ¿Qué digo ser, perdón! Un ente superior.

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