Un buen día (lo de bueno es relativo a tenor de lo que vamos a contar; bueno, si acaso "bueno" porque me inspiró el presente artículo), una mañana, tras pasar por la ventanilla del banco para realizar la mensual entrega de dinero, introduje la cartilla en el “Actualizador de libretas” y oh, sorpresa, qué descubrí: un cargo ¿nuevo? bueno, tampoco. Un cargo o carga… con el que o con la que no contaba; con el que nunca cuentas hasta que, cual cíclica maldición, aparece en la cuenta: concepto, mantenimiento de cuenta, leí inmediatamente antes de la cantidad incautada. Y no diré presuntamente, presuntamente incautada, porque la misma ya me había sido descontada. Cabreado, dándole vueltas a la cabeza, me pregunté, pero ¿será posible semejante descaro? ¿”Mantenimiento de cuenta”, precisamente? ¡Si soy yo con mi trabajo, mi esfuerzo y mi dinero quien la mantiene realmente! Bueno, y junto con otros incautos (¿tendrá relación dicha voz, incautos, con incautar: robar el dinero a los incautos?) y junto con otros igualmente expropiados, el que mantiene la sucursal, las distintas sucursales de la organización, la sede central del txiringuito y a los distintos apandadores que en dichas cuevas habitan… con un único fin: cual cínicos ganchos de siniestra trama, engatusar, tratar de atraer y engañar a incautos ciudadanos para que, una vez en sus redes, después de atracarlos a punta de sonrisa prometiéndoles un inmejorable futuro si trabajan con su organización, condenarlos a pagar de por vida; ¿pagar qué, el favor prestado? No, que los bancos no hacen eso; ¿el servicio contratado? Tampoco; la deuda contraída –más bien, ¿os suena, os va sonando la terminología?-. La deuda con ellos, con estos nuevos proxenetas, contraída en forma de lo que sea… y sus correspondientes comisiones, claro está: la deuda en forma de Préstamo personal, hipotecario, otros relacionados con las denominadas "hipotecas urgentes", Financiaciones varias, Productos delictivo-financieros de dudosa transparencia como los denominados swaps… -entre otras formas de incautación- y sus correspondientes “cuotas de apertura”, de “mantenimiento de cuenta” o “de tarjeta” -normal o de crédito-, amén de más pagos, como distintas mordidas añadidas a la hora de apoquinar recibos en ventanilla (no dando en ciertas sucursales ni un mísero justificante de la comisión expropiada al pagador), incrementos varios derivados de oscilaciones ya para arriba, ya, para abajo, de indicadores como el euribor, y otros, derivados de todo tipo de claúsulas abusivas, como la claúsula del suelo hipotecario, la denominada Cláusula de Compensación por Riesgo de Tipo de Interés (uno de los últimos modos de chantaje)... y todavía más, derivados de distintas artimañas legales-delicitivo-financieras
EVARISTO, CANTANDO A LOS DELINCUENTES QUE EN NUESTRO MUNDO SON: ESPECIALMENTE A NUESTROS AMIGUITOS LOS BANQUEROS
Y es que la cosa tiene su gracia; ¿mantenimiento de cuenta? ¿Mantenimiento de tarjetas? ¡Qué jeta! ¡Qué jetas! ¡Sí, pero por dentro! ¡Si sólo es por ahí por donde nos las limpian! ¡Por donde nos intentan mantener limpias las cuentas! Y mirad que en las de los pobres, (nunca hemos visto las libretas de los ricos, por lo que no podemos hablar de las mismas), mirad que en las de los trabajadores hay poco que limpiar: ¡si en vez de saldo, normalmente sólo quedan saldos! Restos de lo que va quedando tras los distintos tsunamis que recibimos en forma de recibos. En fin, mantenimiento; ¿por qué llamar así a esa acción… cuando, en el caso del de las Cuentas, lo que se quiere decir es bajamiento? Bueno, y por otra parte, siguiendo con el tema, a la vista de lo visto, estamos en condiciones de afirmar que los banqueros, en estos tiempos en los que coyunturalmente, según convenga, se habla de “mafias”, “chulos” y “redes de explotación sexual”, son como ellos, los denominados “proxenetas”, toda vez que no dudan en aprovecharse y exprimir a conciencia a quienes, confiados en sus promesas de un futuro mejor, han confiado en ellos. Y cuanto más ciegamente lo han hecho, mejor, como en el caso de los afectados por los swaps. En exprimir cual limones a quienes les damos de comer, en realidad. Y es que, no contentos con vivir de nosotros, ¡nos cobran comisión por mantenerlos! Sí, como los demonizados proxenetas de manual, quienes tras explotar y vivir a cuerpo de rey de sus en teoría protegidas… ¡no dudan en sumar a sus presuntas “deudas” gastos como los de la habitación o la manutención! Irrebatible el sospechoso parecido, ¿verdad? Para que sepáis con quiénes nos jugamos los cuartos. Para que lo tengáis, nunca mejor dicho, en cuenta.
Y MÁS EVARISTO: QUÉ PUEDO HACER, CREO EN EL BANCO DE SANTANDER...
Precisamente por lo que comentas voy a cerrar una cuenta de BBK. salud!
ResponderEliminar