LOS GOBIERNOS VASCO, ESPAÑOL Y EUROPEOS NO ESTÁN EN TREGUA: INFORMACIÓN Y AGITACIÓN, TAMPOCO. CONTRA LOS RECORTES NO TE CORTES, KAÑA!!



26.2.10

REFLEXIONES SOBRE CONDUCTAS DE LA "GENTE BIEN" RELACIONADAS CON TEMAS DE IMPERTINENTE ACTUALIDAD

¡¡CON NUEVOS MIEDOS AÑADIDOS Y BANDA SONORA AL FINAL!!

Los bienpensantes, esas gentes mayoritariamente cristianas denominadas a sí mimas “de orden” o “de ley y orden”, siempre, en cualquier orden de la vida, creen estar por encima del bien y del mal: no en vano sus antepasados, igualmente bienpensantes, fueron quienes mano a mano con la Iglesia Católica, a sangre y fuego y golpe de crucifijo y tambor, forjaron el actual modelo de sociedad, incluidos los conceptos “de orden” (¿apócope de “de ordeno y mando”, tal vez?) o de “bien” y “mal”. Así las cosas, nada nos extraña que, llegado el caso, en los tiempos actuales, si algo no les gusta (ya sea una ley, un tipo de desfogue o cualquier forma de entender la vida que se salga de la norma, de su norma, la suya, claro está), monten en cólera por sistema, no dudando en pasarse por el arco del triunfo nada en su lucha contra aquello de que se trate; no, nos extraña nada, por más que ese “algo” sea admitido sin problemas o haya sido consensuado por los representantes de los ciudadanos; ¿por el arco del triunfo, hemos dicho? Sí, incluso su discutible e interesado concepto de “democracia” termina por ahí (“nosotros, los demócratas”, he aquí una de sus cantinelas más reiterativas: dime de qué presumes y te diré de qué careces, ya se sabe qué pasa con las mentiras a fuerza de repetirlas), llegando en los casos más sangrantes a salir a las calles para escenificar la “cólera de Dios”… y no dudando para ello en apropiarse de herramientas de la por ellos siempre demonizada “izquierda”, como recurrir a la libertad de expresión, el derecho de manifestación, el de huelga o incluso la objeción de conciencia. Y ¿por qué? Por hipocresía pura y dura (tienden a ser falsos, hipócritas y fariseos de raíz) y por miedos injustificados a no sabemos qué… o sí; en cualquier caso, siempre relacionados con su histórica y característica forma de proceder, como al final de estas líneas revelaremos. Bueno, y llegados a este punto, desvelemos de qué estamos hablando: evidentemente, de las controversias surgidas en los últimos tiempos en torno a temas tan dispares como el aborto (tratado por el clero y, de cara a la galería, por la derechona más retrógrada y seguidista como si el tener que recurrir al mismo fuese una cuestión de placer, cuando lo que viene a ser siempre es una decisión límite, realmente dura para la mujer que se ha visto entre semejante espada y pared), la disponibilidad de la píldora del día después, las bodas entre seres humanos del mismo sexo, su derecho a adoptar niños, la interesada “condena de la violencia” –siempre y cuando no se trate de las por ellos desencadenadas, 1936, o toleradas, madres en casi todos los casos de las para sí “condenables” expresiones de violencia-, la eutanasia, la aplicación de cuidados paliativos a los enfermos terminales, la ley de Educación para la Ciudadanía (más educación en los colegios –laica, por supuesto- y menos religión, he aquí el meollo de buena parte de los problema de la juventud) o de cuestiones, si bien, de orden menor, tan cuestionadas en nuestros días como la siguientes, el ejercicio y disfrute del botellón o el de la prostitución. Y es que la cosa, los comportamientos de estas gentes ante realidades como las citadas, tiene su gracia. Sobre todo en lo relativo al sexo de pago, estando Iruñea, sin ir más lejos, llena de travestis como está: por algo será. En fin, hacer una cosa y predicar otra, ¿no? Y ¿Por qué? ¿Por aquello que, relacionado con las manos izquierda y derecha, decía su Biblia? Que no se entere una de lo que hace la otra: ay, pues va a ser que sí. Así las cosas vemos cómo no dudan en censurar, manifestarse o poner el grito en el cielo contra el derecho al aborto (una situación límite casi, no un placer, insistimos) y contra quienes la han votado, amenazándolos com la excomunión (excepto al Rey, aunque, en última instancia él tenga que darle el nihil obstat definitivo con su firma) mientras que, llegado el caso, seguro que no ven dicho proceder tan mal si alguna de las suyas se ve ante tal necesidad; eso sí, saliendo de la sacrosanta Navarra -en primer lugar- o de España, si no es navarra. Como lo hicieron en su día contra la ley del divorcio. O, hablando de asuntos más banales, en poner dicho grito contra la prostitución o el botellón ahí, en la citada bóveda celestial, ¡siempre por definición! Como si ellos no tuviesen vicios. Como si nunca hubiesen recurrido a sus placeres y servicios. O llegado a ofrecerlos, como en el caso del anterior enlace: es que la carne del cura, además de fofa (cosa de no haber trabajado nunca en trabajos de los de trabajar, más allá de darle al "pico" en el altar), es débil, como la de los demás. Como si nunca hubiesen bebido o fornicado por calmar la sed o el hambre espiritual… más que por necesidad física o de procrear. Y es que, cuando está la jodienda o la fiesta de por medio, todo molesta a estas gentes: que se ejerza la primera en pisos o en la calle o que se beba donde quiera que se haga, en la calle o en el bar…

En cualquier caso, resumiendo, se trate del asunto de que se trate, de la mano de la Santa Madre Iglesia Católica siempre (uno de los poderes fácticos del sistema se mire como se mire) he aquí lo que los bienpensantes hacen por sistema: protestar contra todo, ya sea ante cualquier manifestación de libertad o ante cualquier tipo de avance social (*), y ¿por qué? Por miedos, en primer lugar, de la S.M Iglesia y los suyos a perder su monopolio en materia de control social, lo realmente importante para ellos, y, en segundo, por miedos derivados del comportamiento de esos ciudadanos “de orden y ley” en la historia más reciente, los cuales, como se pasaron 40 años obligando a los demás a obrar a toque de corneta, actualmente, ahora que no mandan –directamente, al menos-, en su enfermizo delirio, creen que van a ser ellos los obligados a hacer cosas que no quieren. Pues no, he ahí la libertad y su grandeza; así pues ¿miedo a la ley del aborto? ¿Por qué? ¡Si nadie les va a obligar a abortar! (como nadie les obligó anteriormente a divorciarse, pese a lo bien que les vino a tantos dicha ley) ¿Miedo a las bodas civiles o al matrimonio homosexual? Idem de idem; ¿A la eutanasia? ¡Si nadie se la va a aplicar a nadie si no es ese su deseo (aunque más de uno tal vez la mereciera)! ¿Miedo al derecho de adopción? y ¿por qué razón? ¿Acaso ellos, felizmente desposados si así lo han deseado, no crecieron en todos los casos -nos atreveríamos a decir- en el seno de familias “como Dios manda” y salieron gays? ¿Tuvo algo que ver en ello la opción sexual de sus padres, religiosa y socialmente heterosexuales? Entonces, ¿A qué vienen esas tonterías de que “el crecimiento y la educación de los menores adoptados puede verse interesadamente afectada por dicha opción? En fin, hablando de lo que hemos hablado, que si quieres, lo tomas, y si no lo dejas, y ya está. Con confianza total. Y ni en nombre de Dios ni de nadie: sólo en el de tu elección personal.


(*) Más ejemplos de comportamientos derivados de esos miedos, lista que, viviendo donde vivimos, seguramente aumentará: ¿miedo a que se pueda ver la ETB a través de la TDT? Si nadie les va a quitar por ello POPULAR TV, las retransmisiones religioso-políticas de CANAL 6 ni les va a obligar a ver la vasca; ¿miedo a que se pueda sintonizar en igualdad de condiciones EUSKALERRIA IRRATIA? ¡Si no po ello se va a precintar la COPE ni se les va a hacer escucharla! ¿miedo a que se amplíe la zona vascófona? ¿A que salgan los Olentzeros? ¿A que pueda organizar actos alternativos GORA IRUÑEA! en Sanfermines? Sobran las respuestas. Por desgracia, me temo que seguiremos añadiendo nuevos miedos..

No hay comentarios:

Publicar un comentario