Y siempre pa´lante, claro está; sin embargo, hay algo en la tal celebración que nos da que pensar. Algo que no nos termina de encajar a la vista del dineral invertido en las celebraciones... y de los resultados de las mismas. De la falta de credibilidad que transmiten dichos fastos. De la sensación de artificialidad de la fiesta en general. Vamos, que por seguir con la gracia de la anterior entrada, valorando el montante de la inversión y lo que termina transmitiendo dicho día (el "del partido" para la agrupación política del irreemplazable Bravo Corellano, además), nos pasa como con el Real Madrid de Floren(desa)tino: que la cosa no termina de cuajar. A pesar de que, como ayer, jueves 2, los promotores de la tal celebración reventasen el Anaitasuna aprovechando el tirón de Fito y Los Fitipaldis. Apuntándose al caballo ganador. Y es que, llegados a este punto, ¿de quién fue el éxito, del Gobierno Floral? ¿Del bilbaíno? Creemos que está claro: como si acudimos a una manifestación en la que participan miles de personas, nos colocamos con nuestra pancarta abriendo la misma, nos hacemos la foto... y nos atribuimos el éxito de la convocatoria. En fin, que la cosa da que pensar...
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