"6 EN RAYA", sniff, fue un cartel que, más allá de cualquier tradición, demostró aunar como pocos parte de la actual esencia sanferminera: meterse "rayas" el 6 de julio a tutiplé. A "porrillo". Meterse rayas de todo tipo de substancias (o de substancias de todo tipo, tanto ponen, ponen tanto) por aquello de santificar la fiesta.
El presente cartel, además, acertó a unir como pocas veces las tres tonalidades básicas del desafío sanferminero: el blanco, en honor en primer lugar a la población "flotante" o volada -directamente-: a la mocina participante de la orgía de rayas; el rojo, clara simbología de los peligros de la fiesta y, finalmente, una tonalidad negra que, elegida para representar ¿a los toros del encierro, tal y como se ha oído por ahí? Vamos, por favor; menos drogarse antes de analizar las cosas: elegida como parte de un divertido, entrañable y merecido homenaje a unos de los visitantes de la fiesta más olvidados tradicionalmente: el colectivo representado por los "pies negros", suministradores por excelencia en la noche de los tiempos de tripis, anfetas y demás artefactos voladores. En fin. Que Dios acoja el lienzo en el limbo de los justos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario