Ya no queda nada para el último día D. Para la última hora H –en lo que a dirimir enfrentamientos Real Madrid – Fútbol Club Barcelona respecta-. Tras el heroico triunfo del Barça en territorio español, para el esperadísimo desembarco blanco en el coliseo catalán. Para que el habitual ambiente de crispación tan eficazmente marcado en el terreno de la política por PP y PSOE se materialice una vez más sobre los terrenos de juego, equivaliendo la actitud del Real Madrid, en su impotencia ante los guerreros de Pep, a la de los comandados por Rajoy, ante el hecho de que las urnas no les terminen de dar el mando. Bueno, y ya no queda nada para que Europa ponga en su sitio a los blancos, tal y como hizo en su día con Banca Cínica: ¡cómo se nota que a nivel continental no tienen peso alguno ni el As, ni Marca, ni Intereconomía ni el Diario de Navarra! En fin, que apenas quedan horas para que el mito de las dos Españas cobre vida nuevamente, plasmado actualmente cual en las imágenes de los paisanos de Goya -en su día-, matándose en sus cuadros a garrotazos, en la salida a la arena de veintidós gladiadores… llamados a cobrar: protagonismo por unas horas y pasta, mucha pasta.
Por unas cosas o por otras, eL Real Madrid ganó la Copa de S.M. El Rey. Pues que les aproveche. Normal que la ganaran, habiendo llegado a la Final. Además, la caverna mediática, auspiciada por los poderes fácticos, no habría consentido lo contrario, ¡en el nombre del Cid Campeador! Vamos, al igual que, respaldada por dichos poderes en la sombra, nunca consentirá que un gobierno del PSOE solucione el denominado problema vasco. Pero este nuevo duelo futbolístico, el cuarto Real Madrid - Fútbol Club Barcelona en poco más de dos semanas, aparte de un nuevo España – Cataluña –en la sombra-, es otro cantar. Cuestiones balompédicas aparte, que ganen los blaugranas, sí señor. Y al Real, ke le den. Por nosotros, que pierdan hasta el avión.
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