Por el bien de los potenciales
pasajeros, de que puedan disfrutar a todo tren; en aras de reducir la duración
de los viajes (esto es, en función de los intereses de los amos de la barraca),
se hace saber a la ciudadanía que un tramo del recorrido del Tren Chuchú pasará
a ser en fechas próximas de alta velocidad; la parte más opaca del trazado –curiosamente-,
la encerrada entre la entrada del túnel de la atracción y su salida, estando
llamado a ser sustituido el resto del trayecto por un tercer carril que será
próximamente construido: así nos lo han hecho saber las traviesas de la vía.
Oculto a
la vista de todos: he aquí cómo va a quedar el ya de por sí poco transparente
proyecto de la alta velocidad. Así pues, mucho nos tememos que el ‘corredor navarro
de la alta velocidad’, de momento, va a seguir siendo el que siempre fue en
esta tierra, el mozo que entre el 7 de julio y el 14, a partir de las ocho de
la mañana, corra más deprisa entre la
cuesta de Santo Domingo y el final de la Estafeta. Eso sí, TAP, tren también denominado
ocasionalmente ‘de altas prestaciones’ (¿tal vez para no mentar el TAV,
buscando posiblemente confundir a la ciudadanía?), vamos a tener igual,
insisten las traviesas ya citadas: las
brujas que cual peculiares jefas de estación trabajan en el Chuchú, escoba en
mano a pie de andén para amenizar los viajes de los más chicos. Tendremos TAV,
Navarra siempre pa´ lante. Tren de alta velocidad, voracidad (a diez millones
de Euros el kilómetro, casi nada) o lo que sea. Al menos, en el recinto ferial.
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