Roberto Jiménez, cual si en lugar de llamarse así fuese su gracia Mario Neta, anima a participar en el circo electoral a la ciudadanía “para no entregar el poder a las derechas”: eso hemos oído al mediodía en el parte. Azuzando con el miedo a las gentes de buena voluntad. Recurriendo al “que vienen las derechas” al igual que, aquellas, al “que vienen los vascos” en su desespirado intento de cazar votos. Pues qué bien. Que vengan unas y otros, a llegar no nos van a ganar. Eso sí, eso de tratar de combatir una presumible abstención en nombre de no entregar el poder a las derechas… Como que no nos lo acabamos de creer. ¿Qué se cree este tío, que somos tontos? ¿No será que lo busca son votos para él, cuantos más mejor, si no para gobernar en solitario (no se lo cree ni jarto vino), para entregárselos después, posteriormente, a las denominadas “derechas”? ¡Pues claro! ¡Como en agosto de 2007! Para entregárselos, ya en especie, ya no, a cambio de algún tipo de prebenda o comisión “en aras de la gobernabilidad y la estabilidad”, que estos no dan putada (perdón, ‘puntada’) sin hilo. Como dirían en Larraga, “pues claro, copón”.
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