Recientemente leímos en el diario
de Cordovilla que el espacio habilitado por Gora Iruñea!
como jai gune no fue sino “una barra
gigante instalada en la Runa”. Bonita definición; eso sí, por fin se han
dignado a mentar la bicha, a Gora Iruñea!, tras silenciar totalmente la
existencia de dicho espacio festivo durante todos los Sanfermines. Algo,
silenciarlo, que viniendo de quienes viene, no deja de ser una buenísima señal:
de que todo ha salido bien. Irreprochablemente bien. De que no se ha producido
ningún tipo de incidente, presencia de banderas incluidas, pues, en caso
contrario, hubiesen faltado páginas en dicho rotativo para señalar y
criminalizar a cuantos pasaron por allí: músicos, voluntarios y público en
general.
Habrían faltado páginas, firmas y
cartas en cascada para iniciar contra Gora Iruñea! una caza de brujas similar a
la pergeñada, a buen seguro, contra los barbudos,
por su colocación de la gran Ikurriña. De una bandera que sí lució en la plaza
Consistorial y cuyo colosal tamaño nos llevó a pensar lo siguiente, que tal vez
estemos ante el final del rodillo de UPN. Y es que, al igual que el PP, tras
luchar con inusual denuedo contra la ‘violencia terrorista’, abandonó en 2004
la Moncloa con el mayor atentado de la historia de España a sus espaldas,
¿quién nos dice que los liderados por Barcina, tras luchar con idéntica
fruición contra la presencia el día 6 de la Ikurriña, no terminen dejando el
poder de forma prácticamente similar? ¡Con la mayor Ikurriña de la historia de
los Sanfermines… frente a sus caras!